Hermanas Franciscanas Misioneras de María Auxiliadora

CONGREGACIÓN DE LA HERMANAS FRANCISCANAS MISIONERAS DE MARÍA AUXILIADORA

(http://www.franciscanas.org.co)

Visión:

Las hermanas Franciscanas Misioneras de María Auxiliadora somos mujeres consagradas que, guiadas por el Espíritu del Señor y centradas en el seguimiento radical de Jesucristo pobre, humilde, crucificado y resucitado, encarnamos y proyectamos los valores del carisma franciscano - congregacional, en fraternidad de hermanas menores, contemplativas y misericordiosas.

Vivimos un proceso permanente de formación integral con estructuras participativas, flexibles y abiertas al cambio. Realizamos la misión evangelizadora con disponibilidad, itinerancia, conciencia crítica de la realidad histórica y comprometidas proféticamente con los más necesitados, para que crezca el Reino de Dios.

Misión:

Desarrollamos nuestra acción misionera con fidelidad a nuestro carisma, en misiones “Sin fronteras”, en obras de educación, de salud y de promoción social, siempre abiertas a las necesidades históricas. A ejemplo de la Madre Bernarda, asumimos con disponibilidad la actividad misionera de la Iglesia universal, haciendo presencia en los lugares más difíciles y más necesitados de evangelización, procurando la inclusión de todos, para hacer presente allí el Reino de Dios.

La vida hizo surgir un retoño:

La aldea de Auw, en el cantón de Argau – Suiza, fue la tierra afortunada que extrajo de su rica entraña un tesoro para la Iglesia en el mundo: Verena Bütlernació allí, en 1848.

La vida transformó a Verena en Bernarda:

Muy pronto comprendió Verena que la vida es oportunidad única concedida a cada persona para desarrollar el potencial que lleva dentro. Ingresó en 1867 al Convento de “María Hilf” en Altstätten, Suiza.

Allí ejerció su misión como maestra de novicias y como superiora, promoviendo una gran renovación en el convento.

Nacimiento de la Congregación Misionera:

El 19 de junio de 1888, la Madre Bernarda con seis Hermanas más se despidió del Convento de María Hilf y se dirigió al Ecuador, a solicitud del obispo de Portoviejo, Monseñor Pedro Schumacher. El 29 de julio, pisaron tierra Latinoamericana y fijaron su morada en Chone.